Microrelato de una parada cardiaca. Descubre el minuto a minuto de lo que ocurrió en un caso real de parada cardiaca.

Siete minutos para salvar una vida: historia de una reanimación con DEA

Son las 19:36 horas. Un hombre se desploma repentinamente en mitad de una instalación pública, delante de varios testigos. La escena es inquietante: el varón está inconsciente y no respira. Los presentes no dudan: llaman al 112 y activan lo que conocemos como la cadena de supervivencia. Este es el relato de un rescate real, el de una vida recuperada gracias al entrenamiento en RCP y a la presencia de un desfibrilador semiautomático (DEA).

Activación inmediata: comienza la cuenta atrás

El primer eslabón ya está en marcha: se ha alertado a los servicios de emergencia. Pero cada segundo cuenta. Mientras la ambulancia se abre paso entre el tráfico, los testigos inician las compresiones torácicas. Uno de ellos corre a por el desfibrilador ubicado a pocos metros. Ha sido entrenado y sabe que un paro cardíaco no espera. En casos así, el tiempo es vida.

A las 19:39, tan solo tres minutos después del colapso, el DEA está conectado sobre el pecho desnudo de la víctima. El dispositivo, como siempre, guía a los presentes: “No tocar al paciente. Analizando”. Se palpa la tensión. Tras unos segundos que parecen eternos, el equipo emite su diagnóstico: Ritmo desfibrilable. Se recomienda una descarga”.

Primer pulso de esperanza

Se cruzan miradas, un dedo tiembla antes de pulsar el botón luminoso. “Descarga administrada”, confirma la voz automática. El cuerpo del hombre se sacude. Un instante de incertidumbre que da paso a la orden que nadie olvida: “Iniciar RCP”.

Los testigos reanudan las compresiones torácicas. Sabían lo que tenían que hacer. La formación recibida no era solo teoría. Era, en ese preciso momento, su mejor herramienta. Los hombros bien alineados, el ritmo constante, pero aún falta profundidad. El DEA lo detecta y lanza una corrección: “Presionar más fuerte”. Es una tecnología pensada no solo para desfibrilar, sino también para mejorar la calidad de la reanimación en tiempo real.

Segunda descarga: la tensión sigue

A las 19:41, el DEA vuelve a analizar el ritmo. El silencio inunda el ambiente. Todos esperan. Nueva descarga recomendada. Se repite el protocolo: “¡Descarga ahora!” y de nuevo el corazón del paciente recibe un impulso eléctrico salvador.

Comienza otra ronda de compresiones. Esta vez, con mayor confianza. El equipo reconoce la efectividad: “Buenas compresiones”. La frase es alentadora. Saben que van por buen camino. Los rescatistas comienzan a turnarse para mantener la calidad de la RCP. La fatiga no puede mermar la eficacia.

Tercer análisis: últimos minutos críticos

Son las 19:44. Han pasado ya ocho minutos desde el colapso. Tercer análisis del DEA. El dispositivo indica de nuevo: ritmo desfibrilable. Y otra descarga es administrada. La situación sigue siendo crítica. No hay tiempo para bajar la guardia.

Tras la descarga, se reanuda la reanimación. Han aprendido que cada minuto reduce en un 10% las probabilidades de supervivencia si no se desfibrila. A este ritmo, lo están consiguiendo. La adrenalina corre por las venas de los presentes. Saben que la ambulancia está a punto de llegar, pero no se detienen.

¡Milagro! El corazón vuelve a latir

Un minuto después, sucede lo impensable: la víctima se mueve. Abre los ojos. Respira. La emoción es indescriptible. Gritos, aplausos, lágrimas de alivio. Han logrado lo imposible. Han salvado una vida sin ser sanitarios. Solo con conocimiento, valentía y un DEA.

En ese momento, todos entienden que lo aprendido en la formación en Soporte Vital Básico (SVB) ha sido crucial. El desfibrilador ha hecho su parte, pero fueron ellos quienes hicieron que llegara a tiempo, quienes siguieron las indicaciones, quienes no se paralizaron ante el miedo.

Por qué contar esta historia: formar salva vidas

En Salvavidas Cardio creemos en los héroes anónimos. Personas que como las de este relato deciden prepararse, formarse y actuar cuando la vida de alguien está en juego. La reanimación cardiopulmonar (RCP) y el uso del desfibrilador no son habilidades exclusivas del personal sanitario. Son conocimientos que toda la sociedad debería tener.

Cada año en España se producen más de 50.000 paradas cardíacas. El índice de supervivencia extrahospitalaria apenas supera el 5%. En países como Estados Unidos, donde la cultura de la cardioprotección está más arraigada, la supervivencia supera el 50% en espacios cardioprotegidos con personal formado.

Los minutos de oro y la cadena de supervivencia

Este caso es un ejemplo perfecto de cómo se activa correctamente la cadena de supervivencia:

  1. Reconocimiento precoz de la situación y alerta inmediata al 112.

  2. Inicio inmediato de la RCP de calidad.

  3. Acceso rápido al DEA y desfibrilación en los primeros 3-5 minutos.

  4. Llegada de equipos de emergencia para continuar con soporte vital avanzado.

Cuando estos pasos se cumplen, las posibilidades de supervivencia se multiplican.

¿Estás preparado para salvar una vida?

Desde Salvavidas te animamos a formarte en RCP y uso de desfibriladores. Nuestros cursos están adaptados a todas las edades y colectivos: empresas, centros educativos, instalaciones deportivas o particulares. Con solo 4 horas de formación puedes marcar la diferencia entre la vida y la muerte de una persona.

Además, fomentamos la instalación de desfibriladores semiautomáticos (DEA) en espacios públicos y privados. Son dispositivos seguros, automáticos y fáciles de usar. Están diseñados para que cualquier persona pueda utilizarlos guiada por instrucciones de voz claras y precisas.

¿Y si te toca a ti?

Nunca sabes cuándo puede suceder. Un compañero, un vecino, un desconocido. Estás ahí, eres testigo. ¿Sabrías cómo actuar? ¿Tendrías el valor y la formación necesaria para intervenir?

Este relato no es una excepción. Es una realidad que puede repetirse si seguimos creando conciencia, formando a más personas y multiplicando los espacios cardioprotegidos.

Juntos salvamos vidas

En Salvavidas Cardio seguiremos difundiendo, formando, instalando y visibilizando. Porque cada desfibrilador cuenta, cada minuto importa y cada héroe salva vidas.

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