Son las 19:36 horas. Se produce una parada cardiaca presenciada por testigos. Se procede a activar la cadena de supervivencia, llamando al 112 e informando sobre la víctima: varón adulto que no responde ni respira.
Desfibrilador: analizando ritmo. Primera descarga (19:39h)
El desfibrilador no tarda en llegar. Mientras tanto los trabajadores de la instalación están realizando las compresiones torácicas. Se conecta el DEA en la piel desnuda del paciente. El desfibrilador advierte “no tocar al paciente. Analizando”. Se palpa la tensión en el grupo de rescatistas… El desfibrilador detecta que la víctima tiene un ritmo desfibrilable por lo que “se recomienda una descarga”. Miradas cruzadas que duran unos segundos hasta que se aprieta el botón de descarga. El cuerpo de la víctima se sacude en el suelo. Tras la descarga el DEA indica “iniciar RCP”.
Momento de continuar con las compresiones torácicas tras la descarga del DEA
A pesar de haber sido entrenados en la realización de una RCP de calidad, jamás pensaron que iban a ser partícipes en una situación como la que se presenta. Los hombros bien alineados y tensos guían a unas manos sudorosas y entrelazadas. Comienzan a realizar la RCP. Las compresiones son rítmicas, pero no lo suficientemente profundas para perfundir los órganos vitales. Así pues el desfibrilador indica “presionar más fuerte”. Los rescatistas aumentan la fuerza de compresión para llegar a esos 5-6 cm de profundidad indicado en las guías.
Desfibrilador analizando ritmo: segunda descarga (19:41-19:42h)
En un abrir y cerrar de ojos han pasado los dos primeros minutos. La ambulancia viene de camino y se estima que llegará en unos 8 minutos… Se detiene la RCP para dar paso al análisis del ritmo. Son momentos de alta tensión en los que la mirada se posa fijamente en el desfibrilador, esperando impacientemente su veredicto. Nuevamente toca “pulsar el botón de descarga parpadeante”, guardando las distancias antes de realizar la descarga.
¡Ahora sí! Buenas compresiones
Tras la segunda descarga nuestros valientes testigos vuelven a iniciar las compresiones. Saben que esta vez tienen que comprimir más fuerte. Se registran compresiones entre 5 y 6 cm (2 a 2.4 inches). Los nervios y ansiedad se reducen al oír “ buenas compresiones”, motivándoles a seguir dando el máximo. Comienzan a relevarse para evitar que el cansancio acumulado reduzca la calidad de las compresiones alcanzadas. La adrenalina recorre sus cuerpos, impulsándoles a seguir comprimiendo hasta que llegue la ambulancia.
Desfibrilador analizando ritmo tercera descarga (19:44h)
Pasados 6 minutos se hace el silencio para dar paso a la tercera descarga aconsejada por el DEA. Y de nuevo se vuelven a iniciar las compresiones….
Tras un minuto más de RCP, de repente ocurre lo esperado: la víctima comienza a moverse. La euforia se apodera del ambiente, escuchándose vítores y celebraciones: está VIVO! Se sienten aliviados de saber que han conseguido salvar una vida. No faltan las lágrimas de emoción y la satisfacción de haber realizado un buen trabajo.
Es un día para recordar, pues esa persona que yacía en el suelo ha vuelto a nacer. Esas manos amigas que comprimieron con fuerza y tesón han sembrado más de una sonrisa. Ese hombre afortunado y su familia y amigos pueden celebrar por todo lo alto la fiesta de la vida.
Salvar una vida sin ser sanitarios con la correcta formación en RCP y contar con DEAs que aseguren una desfibrilación temprana es POSIBLE.
Hoy queremos rendir homenaje a esos héroes anónimos que como en este caso han salvado la vida de una persona. Esos héroes que han estado durante 7 minutos batallando, con la voz entrecortada, sudores fríos y tensión generalizada, realizando compresiones de calidad y aplicando descargas hasta la llegada del servicio sanitario. Salvar vidas es posible y divulgar más cultura en RCP también.