Casi siempre, no se encuentra un desfibrilador para todas las paradas cardíacas. Compartimos contigo los consejos básicos para saber cómo reaccionar
La cadena de supervivencia
Es un concepto que sale en las Guías de Recomendación de Soporte Vital del consejo Europeo de Resucitación sobre una serie de actuaciones que se deben realizar a la hora de manejar una posible parada cardiorrespiratoria con el fin de aumentar la tasa de supervivencia.
La cadena de supervivencia está formada por una serie de eslabones, donde tan importante es el primero como el último y donde la importancia radica en esa íntima unión y coordinación entre ellos.
A continuación vamos a proceder a explicar brevemente los diferentes eslabones:
Eslabones de la cadena de superviviencia
En el primer eslabón se habla del reconocimiento precoz de lo que está ocurriendo. Para evitar si es posible que esa persona llegue a una situación de parada cardiorrespiratoria.
En definitiva pedir ayuda, tanto a nuestro alrededor como a los servicios de emergencias.
En el segundo eslabón (la persona ha sufrido una parada cardiorrespiratoria) se incluye la realización del soporte vital básico de calidad.
Con el que mantener un buen grado de perfusión sanguínea a nivel cerebral y cardíaco con el fin de evitar que aparezcan lesiones en estos órganos que puedan provocar dependencia o la muerte.
El uso del DEA, tercer eslabón
El uso de los desfibriladores va a aparecer en el tercer eslabón de la cadena de supervivencia.
En este punto, está la desfibrilación como ítem fundamental para que el corazón vuelva a tener actividad eléctrica organizada. De manera que pueda continuar bombeando sangre y manteniendo las demandas que exige el organismo.
Según las Guías del Consejo Europeo de Resucitación, una desfibrilación precoz entre los 3-5 primeros minutos en una parada cardiorrespiratoria puede aumentar la tasa de supervivencia hasta en un 70%.
De ahí que cada vez haya más conciencia por este eslabón y haya programas para que el público en general pueda tener acceso a la desfibrilación en cualquier lugar como centros comerciales, estaciones de trenes…
Además, lo importante de este eslabón es que no es necesario que esta desfibrilación sea aplicada por personal sanitario. Es más, lo frecuente es que esta primera descarga eléctrica sea a mano de personal no sanitario.
A día de hoy con los desfibriladores automatizados todo el mundo puede realizar de forma segura una primera desfibrilación precoz sin suponer un riesgo para el primer interviniente ni la víctima dada la seguridad que proporcionan estos dispositivos.
El último eslabón de la cadena de supervivencia se inicia con la llegada del personal sanitario. Además del manejo avanzado de la parada cardiorrespiratoria con medicación con el fin de intentar restablecer de manera espontánea el latido cardíaco.
Una vez conseguido esto y estabilizado el paciente se requiere el traslado a una Unidad de Cuidados Intensivos donde cuidar y recuperar progresivamente a este paciente hasta su alta definitiva a domicilio.
Todos estos pasos aquí descritos es lo que se conoce como cadena de supervivencia, donde tan importante es el primer eslabón como el último.
Durante toda esta cadena van a intervenir personal no sanitario que van a actuar hasta en los tres primeros eslabones, de ahí la importancia de la enseñanza a la población general y luego ya finalmente el personal sanitario que optimizaran las funciones realizadas por el personal lego (según la guías son la personas que carecen de conocimientos sanitarios).
Quien aplica la cadena de supervivencia
Hemos comentado que la desfibrilación es una técnica que puede ser aplicada tanto por personal lego como por sanitarios.
Así van a existir desfibriladores semiautomáticos con mayor o menor grado de complejidad en función de cuál vaya a ser el personal que lo utilice.
En este caso, nos vamos a ceñir en que el primer interviniente no es un profesional sanitario.
Contamos con desfibriladores semiautomáticos que permite aplicar una descarga eléctrica en una situación de parada cardiorrespiratoria ya sea a adultos o a nivel pediátrico.
Estos desfibriladores vienen equipados con la última tecnología. Donde se puede observar la calidad de las compresiones. Así como un tiempo de descarga tras la desfibrilación muy corto, por lo que se evitan las grandes pausas en las compresiones.
Vienen equipados con una pantalla de control en el que permite ver la tira de ritmo del paciente.
En esta misma pantalla se puede ver la profundidad de las compresiones así como la frecuencia.
Existe un temporizador que nos va a indicar la duración del evento así como un registro que nos va a indicar el número de descargas eléctricas que hemos proporcionado.
Como el objetivo es disminuir las pausas entre las compresiones viene instalado con la última tecnología para analizar el ritmo lo más rápido posible y por tanto aplicar una descarga rápida.
Por tanto, hay diversos tipos de desfibriladores semiautomáticos, desde los más sencillos hasta los más avanzados como este modelo para los profesionales pero todos tienen en común la capacidad de desfibrilación rápida segura y sin riesgo para la víctima ni el reanimador.