Los desfibriladores DEA en vehículos que pasan gran parte del día circulando por la ciudad como pueden ser los taxis y transportes públicos, al mismo tiempo que cardio protegen a sus clientes serían capaces de hacer llegar en tiempo y lugar un DEA a esas calles donde no hay un plan de cardioprotección.
Según datos de la (OCDE) Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos desde el año 2000 hasta día de hoy, se ha producido un importante aumento en la esperanza de vida de los españoles. Esto se debe principalmente a la reducción en los índices de mortalidad por enfermedades cardiovasculares. Especialmente cardiopatías isquémicas y enfermedades cerebrovasculares (debidas a alteraciones en el riego cerebral).
Por otro lado aunque la esperanza de vida haya aumentado y cada vez estemos más preparados para este tipo de enfermedades, las causas que generan estos eventos cardíacos están empeorando. La edad de la población ha aumentado, hay más diabetes, más obesidad y más sedentarismo, lo que provoca que existan más cardiopatías.
Un cambio de hábitos alimenticios, realizar ejercicio diario e instalar desfibriladores en espacios públicos y privados es la única solución posible para evitar la muerte súbita por este tipo de enfermedades.
Desfibriladores móviles y formación en reanimación cardiopulmonar
Salvar una vida no tiene precio; llegar a tiempo para revertir una parada cardiorrespiratoria y salvar una vida, es responsabilidad de todos, hemos de extender a toda la población, la formación en Soporte Vital Básico y el uso del DEA.
El implantar desfibriladores en los taxis podría brindarnos a todos los ciudadanos, la existencia de unidades móviles de desfibrilación que circulan, en todo momento, por toda la ciudad. Convirtiendo así las calles y carreteras del país en un área cardioprotegida.
Cuando ocurre una parada cardíaca en plena vía urbana o en la carretera, una de las principales dificultades a la hora de salvar la vida de la víctima es encontrar un desfibrilador en las inmediaciones del accidente. En estos casos la persona rescatista suele acudir a un local o establecimiento donde simplemente existe la posibilidad de encontrar un desfibrilador. En caso de necesitarla, una desfibrilación temprana, puede hacer que la víctima recupere el conocimiento y salga sin secuelas del accidente.
Sin embargo, si en los primeros 10 minutos la víctima no recibe ningún tipo de asistencia lo más probable es que la sangre le deje de llegar al cerebro y se produzca su muerte.
Los primeros minutos de una parada cardiorrespiratoria son cruciales para poder salvar la vida de la víctima. Si un peatón sufre un infarto y durante la asistencia se pierde tiempo buscando el aparato en varios locales y/o se encuentra a mucha distancia, las probabilidades de que la víctima sobreviva se reducen drásticamente.
Acortar este tiempo pudiendo obtener un desfibrilador de cualquier taxi podría ser una solución práctica de cardio seguridad. No solo conseguiríamos un transporte más cardioprotegido, sino también unas calles y una ciudad más segura frente a la muerte súbita.
El sector del Taxi comprometido contra la muerte súbita
Cada vez está aumentando más el interés de las instituciones públicas y privadas en incorporar la cardioprotección en sus entornos. El pasado 2 de Julio se aprobó, en la isla balear de Ibiza, una subvención estatal para instalar desfibriladores en los Taxis de Ibiza.
La Fundación Española y Élite Taxi Social firmaron el pasado 14 de julio un convenio para dar comienzo a una prueba piloto en Madrid que consistirá en entregar 50 desfibriladores externos automáticos (DEA) a 50 taxistas de la capital española.
Pero no solo las instituciones están más concienciadas con la cardioseguridad, algunos trabajadores saben lo importante que es la obtención de un desfibrilador y son consecuentes con ello. Otro ejemplo claro sería el de un conductor de Zaragoza que tras ayudar a un rescatista, durante una reanimación cardiopulmonar anterior, decidió adquirir un desfibrilador externo para su taxi. “por lo que pueda pasar”, relataba el trabajador.
Un taxista de Galicia que vio la noticia en internet también decidió implantar un desfibrilador en su taxi. «Llevaba tiempo dándole vueltas y he destinado el dinero que tenía ahorrado para las vacaciones para comprar el desfibrilador», ha señalado.
Los dos conductores sensibilizados con la muerte súbita han animado a otros compañeros a sumarse a la iniciativa ya que «los taxis, al estar operativos las 24 horas y repartidos por todo el territorio, son la mejor forma y la más eficaz de cubrir un área. Cuantos más vehículos cuenten con este sistema, más segura estará la población», ha añadido el conductor gallego.
En Proyecto Salvavidas llevamos más de 15 años salvando vidas con nuestros desfibriladores y nuestra formación en SVB y uso del DEA. Hemos instalado más de 17.000 desfibriladores por todo el país. Sin embargo todavía queda mucho camino por recorrer hasta que alcancemos el nivel de países como Francia que supera ocho veces, respecto a España, el volumen de desfibriladores en su territorio.
Desfibriladores DEA en las calles de ciudades y pueblos
Hoy día conocemos suficientes evidencias científicas para afirmar que la realización de ejercicio físico, el control del colesterol y de la tensión arterial, así como el abandono del consumo de tabaco, reducen de forma importante la mortalidad cardiovascular, retrasan la progresión de la aterosclerosis coronaria y reducen el riesgo de nuevos eventos isquémicos.
La conducción de vehículos no supone un esfuerzo importante. Conducir un coche tiene un consumo energético humano equivalente al de caminar a paso lento o coser. La conducción de un vehículo más pesado como un camión o un autobús equivale a pasear en bicicleta a la velocidad de 10km/h. Esto quiere decir que la conducción no es un factor que influya directamente en el ritmo cardíaco como lo es el deporte, donde si se realiza un exceso de esfuerzo para el corazón.
Una parada cardiopulmonar en carretera
Cuando un coche está en circulación y uno de los integrantes sufre una parada cardiorrespiratoria, las consecuencias en la carretera serían diferentes en función de quién estaría sufriendo la parada.
Si se trata del conductor y no le da tiempo a reaccionar, las consecuencias en la carretera seguramente serían las de un fatal accidente que implica a otros coches de alrededor. Si la parada la sufre uno de los acompañantes entonces el escenario no sería tan dramático y se podría actuar de una manera más segura sin implicar a otros vehículos.
En los dos casos la solución sería el de aplicar una desfibrilación temprana. El problema fundamental viene dado por el riesgo de que el conductor pierda o reduzca su nivel de conciencia, algo que puede producirse de forma súbita.
La legislación española contempla un periodo de tres meses sin conducir en caso de que un conductor sufra una parada. Por otro lado la instalación de desfibriladores en taxis no es algo que obligue la ley aunque si lo recomienda.