¿Sabes cuáles son los mitos y las verdades sobre el uso del desfibrilador? El desfibrilador es una herramienta vital en la lucha contra las paradas cardiacas, pero su uso está rodeado de mitos y conceptos erróneos que pueden generar miedo o dudas.
Para aclarar estas ideas y fomentar su uso, desglosamos algunos de los mitos más comunes y las verdades respaldadas por evidencia.
10 mitos y verdades sobre el uso del desfibrilador
Mito 1: Usar un desfibrilador es complicado y solo los profesionales pueden manejarlo.
Verdad: Los desfibriladores automáticos están diseñados para ser utilizados por cualquier persona, incluso sin formación previa. Incorporan instrucciones claras, tanto visuales como auditivas, que guían al usuario paso a paso. Además, muchos modelos evalúan automáticamente si el paciente necesita o no una descarga eléctrica, eliminando el margen de error.
A pesar de esto, recibir formación en soporte vital básico (SVB) y en el manejo del DEA puede marcar la diferencia, ya que mejora la confianza del usuario y optimiza la respuesta en situaciones de emergencia.
Mito 2: El desfibrilador puede causar daño si no se usa correctamente.
Verdad: El DEA solo administra una descarga eléctrica si detecta un ritmo cardíaco que requiere desfibrilación, como la fibrilación o la taquicardia ventriculares sin pulso. Esto significa que no hay riesgo de aplicar una descarga innecesaria.
Además, los desfibriladores están diseñados con múltiples medidas de seguridad para evitar accidentes.
Mito 3: Solo se puede usar en adultos, no en niños.
Verdad: Los desfibriladores pueden utilizarse en personas de todas las edades, incluidos los niños, siempre que se utilicen los parches y configuraciones adecuadas.
Muchos desfibriladores cuentan con un modo pediátrico o parches específicos que ajustan la intensidad de la descarga al tamaño y peso del niño.
Mito 4: Necesitas esperar a que llegue una ambulancia para usar un desfibrilador.
Verdad: La rapidez es esencial en una parada cardiaca. Cada minuto que pasa sin intervención disminuye las probabilidades de supervivencia entre un 7% y un 10%.
Por eso, es fundamental actuar inmediatamente, iniciar la reanimación cardiopulmonar (RCP) y usar el desfibrilador lo antes posible. La llegada de los servicios de emergencia será crucial, pero el uso temprano del DEA puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Mito 5: Usar un desfibrilador te puede meter en problemas legales si algo sale mal.
Verdad: En España las normativas proteger a los ciudadanos que actúan de buena fe en una emergencia. La conocida «Ley del Buen Samaritano» respalda a quienes intentan salvar una vida utilizando un DEA, siempre que no haya intención de causar daño.
Además, con la creciente implantación de normativas autonómicas sobre cardioprotección, el acceso y uso del DEA está cada vez más normalizado.
Mito 6: Un desfibrilador puede reanimar cualquier paro cardiaco.
Verdad: El DEA es efectivo en paradas cardíacas que tienen ritmos desfibrilables, como la fibrilación ventricular y la taquicardia ventricular sin pulso.
Sin embargo, no todos los paros cardíacos presentan estos ritmos; algunos, como la asistolia (ausencia total de actividad eléctrica), no responden a la desfibrilación. En estos casos, la RCP sigue siendo crucial para mantener la circulación hasta que lleguen los servicios de emergencia.
Mito 7: El desfibrilador sustituye a la RCP.
Verdad: El desfibrilador y la RCP son complementarios, no excluyentes. La RCP ayuda a mantener la circulación sanguínea y oxigenar los órganos vitales hasta que se pueda restablecer un ritmo cardíaco normal con el DEA. Usar ambos procedimientos aumenta significativamente las posibilidades de supervivencia.
Mito 8: Si alguien está inconsciente, siempre se debe usar un desfibrilador.
Verdad: No todas las personas inconscientes necesitan desfibrilación. Antes de usar el DEA, es fundamental evaluar si la persona respira o no respira o si tiene o no pulso. El desfibrilador realiza su propio análisis del ritmo cardíaco y solo administra una descarga si es necesario.
Mito 9: Los desfibriladores son caros y difíciles de mantener.
Verdad: El precio de los desfibriladores, a pesar de la inflación que estamos sufriendo, siguen manteniendo precios asequibles. Además, los programas de cardioprotección suelen incluir mantenimiento y formación.
Los dispositivos requieren revisiones periódicas sencillas, como verificar que los parches y la batería estén en buen estado. Además, el coste de un desfibrilador es insignificante comparado con el valor de salvar una vida.
Mito 10: Es peligroso usar un desfibrilador en espacios mojados o con metal cerca.
Verdad: Aunque es necesario tomar preocupaciones, como secar el pecho del paciente si está mojado, los desfibriladores son seguros y efectivos en la mayoría de las condiciones. En el caso del metal, se debe evitar el contacto directo entre los parches y objetos metálicos, pero su presencia en el entorno no impide el uso del DEA.
La importancia de desmitificar el desfibrilador
Los desfibriladores son una de las herramientas más efectivas para aumentar las tasas de supervivencia en paradas cardiacas, pero su impacto depende de su disponibilidad y del conocimiento del público sobre su uso. Combatir los mitos asociados al DEA no solo reduce el miedo a intervenir, sino que también fomenta una cultura de acción rápida y solidaria.
Como señala la Sociedad Española de Cardiología (SEC):
“Cada minuto que pasa sin actuar ante una parada cardíaca reduce las posibilidades de supervivencia en un 10%. La educación y el acceso a los desfibriladores son claves para salvar vidas.”
En España, cada vez más comunidades autónomas están implementando normativas que exigen la instalación de desfibriladores en lugares públicos como aeropuertos, gimnasios, centros comerciales y estaciones de tren. Sin embargo, la verdadera efectividad de estos dispositivos radica en la confianza de las personas para utilizarlos.
Consejos prácticos para el uso del DEA
- Evalúa la situación. Si encuentras a una persona inconsciente, verifica si responde y si respira con normalidad.
- Llama al 112. Solicita ayuda inmediata y, si es posible, pide a alguien que busque un desfibrilador cercano.
- Comienza la RCP. Si la persona no respira o no tiene pulso, inicia las compresiones torácicas hasta que llegue el DEA.
- Sigue las instrucciones del desfibrilador. Enciende el dispositivo y colócalo según las indicaciones. Deja que analice el ritmo cardiaco.
- No interrumpas la RCP salvo cuando sea necesario. Continúa alternando la RCP con las instrucciones del DEA hasta que llegue la ayuda profesional.
Para concluir, decir que el desfibrilador no es un instrumento reservado para profesionales ni una herramienta intimidante, es un dispositivo al alcance de todos, diseñado para salvar vidas de manera sencilla y segura. Con este artículo, esperamos haber aclarado los mitos y verdades sobre el uso del desfibrilador.
Con más formación, acceso y desmitificación, su uso puede convertirse en algo tan cotidiano como llamar al 112 en una emergencia.
Para más información sobre cardioprotección, puedes mandarnos un correo a marketing@salvavidas.com. Estaremos encantados de poder ayudarte.