El «corte de digestión»: mitos, realidad y prevención ante una parada cardiorrespiratoria

Durante generaciones, muchas familias han repetido una advertencia tan popular como equivocada: «No te bañes justo después de comer o te dará un corte de digestión». Esta afirmación, aunque bien intencionada, carece de fundamento científico. En este artículo desmontamos este mito veraniego y explicamos cuál es el verdadero riesgo al meterse en agua fría: el síndrome de hidrocución.

Qué es el mal llamado «corte de digestión»

El término «corte de digestión» no está reconocido en medicina. No se trata de una interrupción del proceso digestivo, sino de un conjunto de síntomas provocados por un cambio brusco de temperatura corporal, especialmente al entrar en agua fría tras haber estado expuestos al calor.

El nombre correcto de este fenómeno es síndrome de hidrocución, también conocido como shock termodiferencial. Este síndrome puede producir mareos, pérdida de conocimiento, vómitos, náuseas y, en los casos más graves, parada cardiorrespiratoria.

¿Qué ocurre en el cuerpo al sumergirse bruscamente en agua fría?

Cuando una persona se sumerge de forma repentina en agua fría (por debajo de 27ºC), especialmente tras haber estado tomando el sol o realizando ejercicio, se activa un mecanismo fisiológico llamado reflejo de inmersión.

Este reflejo es una respuesta automática del organismo que reduce el ritmo cardiaco, contrae los vasos sanguíneos periféricos y dirige el flujo sanguíneo al cerebro y el corazón. Se trata de un mecanismo de supervivencia compartido por todos los mamíferos. Sin embargo, si el cambio de temperatura es demasiado abrupto, puede desencadenar una reacción exagerada del sistema nervioso autónomo, en especial del nervio vago, que provoca un bloqueo del corazón y la respiración.

Este shock termodiferencial es más probable si la diferencia entre la temperatura del cuerpo y la del agua es de al menos 5ºC. Y aunque tradicionalmente se ha asociado al momento de la digestión, lo cierto es que puede ocurrir independientemente de si se ha comido o no.

Síntomas del síndrome de hidrocución

Los signos que pueden alertarnos de una posible hidrocución son:

  • Mareo o sensación de desmayo
  • Vómitos y náuseas
  • Palidez extrema
  • Zumbido en los oídos
  • Pérdida de conocimiento
  • En casos graves, parada cardiorrespiratoria y ahogamiento

Medidas de prevención

Aunque no existe una «norma oficial» con base científica absoluta, los expertos en primeros auxilios y prevención recomiendan seguir estas pautas:

  • Evitar la inmersión brusca en agua fría, especialmente tras exposición solar o ejercicio intenso.
  • Aclararse el cuerpo gradualmente antes de meterse al agua: mojar brazos, piernas, nuca, abdomen y rostro.
  • Evitar bañarse si se siente agotamiento extremo, mareo o calor excesivo.
  • Pasar por la ducha en piscinas, como paso intermedio de aclimatación.
  • No practicar deportes acuáticos de alta intensidad inmediatamente después de comer o al exponerse a agua fría.

Y aunque el proceso digestivo no sea el desencadenante directo del síndrome, por sentido común es recomendable esperar un tiempo prudencial tras las comidas abundantes si se va a realizar una actividad acuática intensa.

Reacción ante un posible ahogamiento

Si una persona presenta signos de síndrome de hidrocución y pierde el conocimiento dentro del agua, puede entrar en parada cardiorrespiratoria. En estos casos, la actuación rápida y adecuada es fundamental para salvar su vida.

Las cuatro fases del rescate acuático son:

  1. Rescate seguro de la víctima sin poner en peligro la propia vida.
  2. Reanimación cardiopulmonar básica (RCP) si la persona no respira.
  3. Aplicación del desfibrilador externo automatizado (DEA) si está disponible.
  4. Atención médica urgente y cuidados postresucitación.

Importancia de la formación en RCP y uso del DEA

Las maniobras de reanimación cardiopulmonar y el uso del desfibrilador pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Cada minuto que pasa desde la parada hasta la desfibrilación, las posibilidades de supervivencia disminuyen un 10%.

Por eso, es crucial que cada vez más personas, desde niños en edad escolar hasta adultos en su lugar de trabajo, conozcan qué hacer ante una emergencia cardiorrespiratoria. Formarse en primeros auxilios es una herramienta de autoprotección y solidaridad social.

Conclusión: más allá del mito

El «corte de digestión» es un mito popular que esconde una realidad médica conocida y peligrosa: el síndrome de hidrocución. Entender qué es y cómo prevenirlo puede evitar tragedias en playas, piscinas o ríos.

Prevenir la exposición brusca al agua fría, identificar los síntomas y saber cómo actuar puede marcar la diferencia. Una sociedad más preparada es una sociedad más segura.

Y tú, ¿sabrías cómo actuar ante una parada cardiorrespiratoria? Formarte puede salvar una vida. Incluso la tuya.

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