Muchos se preguntan por el ¿Por qué los niños deberían aprender a usar un desfibrilador? Tenemos la capacidad de aprender salvando vidas.

Desde pequeños podríamos habituarnos a estos aparatos, para empezar, se tiene que recordad que ellos comprenden edades en las que el aprendizaje suele ser más rápido, y su capacidad de retención de conocimiento es mucho mayor si se les despierta, y que mejor manera de aprender que salvando vidas.

Por otro lado, los desfibriladores DESA DEA podrían evitar más de 4.000 fallecimientos por parada cardiorrespiratoria, teniendo en cuenta que son tan fáciles y sencillos de utilizar que no habrá ningún problema en que los niños aprendan a usarlos salvandovidas.

¿Por qué incentivar a los niños a que aprendan a utilizar un desfibrilador DESA?

Los niños son el futuro de toda sociedad a medida que pasen los años y las generaciones, la cardioprotección, el hecho de poder actuar salvando vidas, se va instalando en la conciencia común, de esta manera en ellos recae la responsabilidad de seguir desarrollando esta actividad, salvandovidas.

Los desfibriladores siguen multiplicando su disponibilidad en los diferentes espacios públicos, permitiendo a las personas que sigan salvando vidas, por ello es necesario ampliar el número de personas capaces de emplearlos incluyendo a los niños. Además, estos dispositivos son súper sencillos de utilizar, cuentan con indicaciones que muestran a los usuarios los pasos que deben seguir, por ello los niños también son capaces de acciones en caso de emergencia y salvando vidas.

RCP y uso de desfibriladores DEA en centros educativos de toda España

Los especialistas sanitarios inciden en que todos los estudiantes en edad escolar deben recibir esta formación y acompañarla de instrucción en técnicas de Reanimación Cardiopulmonar (RCP). Para los que no sepan las maniobras de RCP son las que indican que ante una parada cardíaca, el primer paso consiste en llamar al 112 y alertar a los servicios sanitarios. Hasta su intervención se tienen que realizar como mínimo 30 presiones en el pecho del paciente, con una profundidad de 4 a 5 centímetros. Se tiene que solicitar el desfibrilador y activarlo para que éste evalúe, o no, si dar una descarga, es una etapa que puede devolver el ritmo a un corazón que ha dejado de latir y por lo tanto, es un momento donde el dispositivo actúa salvando vidas.