En este nuevo artículo veremos la relación existente entre la frecuencia cardiaca y el corazón.
El corazón es el encargado de bombear sangre por todo el cuerpo, y lo hace con una determinada presión arterial y una frecuencia cardiaca concreta. Tener controlados estos parámetros es muy importante, ya que, en caso de alterarse, puede ser síntoma de un posible problema. ¡Te lo contamos todo!
El corazón
El corazón humano es aproximadamente del tamaño de un puño y se encuentra en la cavidad torácica, ligeramente inclinado hacia la izquierda. Está rodeado y protegido por el saco pericárdico (saco delgado y lleno de líquido que rodea el corazón) y se encuentra entre los pulmones, justo detrás del esternón.
El corazón se compone de 4 cámaras huecas: 2 aurículas (la derecha y la izquierda) en la parte superior, y 2 ventrículos (el derecho y el izquierdo) en la parte inferior.
Las aurículas son las encargadas de recibir la sangre de las diferentes partes del cuerpo, mientras que los ventrículos son los encargados de enviar la sangre a todo el cuerpo.
Por otro lado, el corazón, a pesar de ser el órgano que bombea sangre a todo el cuerpo, también necesita su propio suministro de sangre para funcionar correctamente. Las arterias coronarias, que se originan en la aorta, suministran sangre oxigenada al músculo cardiaco. Cualquier obstrucción en estas arterias puede provocar una reducción del flujo sanguíneo al corazón, lo que puede dar lugar a enfermedades cardiacas como la angina de pecho o un ataque al corazón.
Además, el corazón tiene su propio sistema interno que regula su ritmo de latidos. Este sistema está compuesto por un grupo de células especializadas que generan y conducen impulsos eléctricos, actuando como un “marcapasos” natural del corazón.
La frecuencia cardiaca
La frecuencia cardiaca, ritmo con el que late nuestro corazón, es un elemento vital de nuestra salud cardiovascular. No solo es un indicador clave del estado de nuestro corazón, sino que también refleja la respuesta de nuestro cuerpo a diversos estímulos y condiciones.
La frecuencia cardiaca hace referencia al número de veces que el corazón late por minuto. En reposo, un adulto sano, normalmente tiene una frecuencia cardiaca entre 60 y 100 latidos por minuto. Factores como la edad, el nivel de condición física, el estrés, la temperatura corporal y la actividad física pueden influir en la frecuencia cardiaca.
La frecuencia cardiaca es un indicador clave de la salud cardiovascular.
Un ritmo cardiaco elevado en reposo (lo que se conoce como taquicardia) puede ser indicativo de diversos problemas de salud, como hipertensión enfermedad cardiaca coronaria, enfermedad pulmonar, estrés o desequilibrios hormonales.
Por otro lado, un ritmo cardiaco lento en reposo (conocido como bradicardia) también puede ser un signo de problemas cardiacos, como disfunción del nodo sinusal, bloqueo cardiaco o hipotiroidismo.
¿Cómo medimos la frecuencia cardiaca?
Medir la frecuencia cardiaca es una tarea relativamente sencilla que puede realizarse de varias maneras, desde métodos manuales hasta el uso de dispositivos electrónicos más avanzados. A continuación, te muestro algunas de las formas más comunes de medir la frecuencia cardiaca:
- Pulso arterial:
- Coloca 2 dedos (generalmente el índice y el medio) en una arteria donde puedas sentir el pulso de manera clara y fácilmente accesible. Normalmente suelen ser en la arteria radial en la muñeca, la arteria carótida en el cuello o la arteria femoral en la ingle.
- Una vez que hayas encontrado el pulso, cuenta el número de pulsaciones que sientes en un periodo de tiempo específico, normalmente 15 o 30 segundos.
- Multiplica el número de pulsaciones que contaste por el factor correspondiente para obtener la frecuencia cardiaca por minuto. Si contaste durante 15 segundos, multiplica por 4, y si contaste durante 30 segundos, multiplica por 2.
- Relojes inteligentes y otros dispositivos portátiles:
- Muchos relojes inteligentes, pulseras de actividad física y otros dispositivos portátiles están equipados con sensores ópticos de frecuencia cardiaca.
- Monitores de frecuencia cardiaca:
- Los monitores de frecuencia cardiaca son dispositivos más avanzados diseñados específicamente para medir y registrar la frecuencia cardiaca durante el ejercicio y otras actividades.
¿De qué depende la frecuencia cardiaca?
Independientemente del método que elijas, es importante recordar que la frecuencia cardiaca puede variar según ciertos factores. Estos factores pueden ser internos o externos. A continuación, encontrarás los principales factores:
- Edad. La frecuencia cardiaca tiende a disminuir con la edad. Los recién nacidos y los niños tienen frecuencias cardiacas más altas en reposo que los adultos, y esta disminución generalmente continúa a medida que envejecemos.
- Nivel de condición física. Las personas que están en buena forma física tiendes a tener una frecuencia cardiaca en reposo más baja que las personas menos activas físicamente. El ejercicio regular y el entrenamiento cardiovascular pueden mejorar la eficiencia del corazón, lo que resulta en una frecuencia cardiaca más baja en reposo.
- Actividad física. La frecuencia cardiaca aumenta en respuesta a la actividad física y al ejercicio. Durante el ejercicio, los músculos requieren mayor suministro de oxígeno y nutrientes, lo que provoca un aumento de la frecuencia cardiaca.
- Emociones y estrés. Las emociones fuertes, como el miedo, la ansiedad o la excitación, pueden provocar un aumento temporal de la frecuencia cardiaca. Esto se debe a la activación del sistema nervioso, que prepara al cuerpo para lidiar con situaciones estresantes o amenazantes.
- Temperatura corporal. La frecuencia cardiaca puede aumentar en respuesta a cambios en la temperatura corporal. El cuerpo puede aumentar la frecuencia cardiaca para ayudar a mantener la temperatura corporal en un rango óptimo en condiciones de calor extremo o durante la fiebre.
- Nivel de hidratación. La deshidratación puede afectar negativamente a la función cardiovascular. Mantenerse bien hidratado es importante para mantener una frecuencia cardiaca saludable.
- Consumo de cafeína y nicotina. El consumo de estas sustancias puede aumentar temporalmente la frecuencia cardiaca debido a su efecto estimulante en el sistema nervioso.
- Condiciones médicas. Ciertas condiciones médicas, como la fiebre, anemia, hipertiroidismo, las arritmias y las enfermedades cardiacas, pueden afectar la frecuencia cardiaca.
La frecuencia cardiaca es un indicador fundamental de la salud del corazón y del sistema cardiovascular en su conjunto. Entender su relación con la anatomía y fisiología del corazón nos permite apreciar su importancia como herramienta de diagnóstico y seguimiento de enfermedades cardiacas. Mantener una frecuencia cardiaca dentro de un rango saludable es esencial para promover una buena salud cardiovascular a lo largo de la vida.
Si te interesa la salud de tu corazón, te invito a leer nuestro artículo sobre los 10 alimentos para tener un corazón sano.
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