Convertir una empresa en empresa cardiosaludable es una estrategia clave para mejorar el bienestar de los empleados y aumentar la productividad.

En un entorno laboral donde el sedentarismo y el estrés son comunes, promover la salud cardiovascular se ha vuelto esencial.

Implementar políticas que fomenten hábitos saludables no solo beneficia a los trabajadores, sino que también fortalece el rendimiento y la sostenibilidad de la organización.

En la actualidad, la salud cardiovascular se ha convertido en una preocupación global, no solo a nivel individual, sino también en el ámbito empresarial.

Según la OMS, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte a nivel mundial, y los estilos de vida sedentarios y poco saludables que muchas veces acompañan a la rutina laboral contribuyen significativamente a este problema.

En este contexto, convertir una empresa en empresa cardiosaludable no solo es una estrategia clave para mejorar la calidad de vida de los empleados, sino que también puede tener beneficios significativos para la productividad y el éxito general de la organización.

¿Qué es una empresa cardiosaludable?

Una empresa cardiosaludable es aquella que prioriza la salud cardiovascular de sus empleados mediante la implementación de políticas y prácticas específicas destinadas a prevenir y responder eficazmente ante emergencias cardiacas, así como fomentar un entorno laboral que promueva hábitos de vida saludables.

Este concepto de empresa cardiosaludable se sustenta en 3 pilares fundamentales:

Disponer de desfibriladores (DEA)

El desfibrilador (DEA) es un dispositivo vital que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte en caso de paro cardiaco súbito.

Disponer de estos equipos en una empresa no es solo una medida preventiva, sino una responsabilidad corporativa. Según la Curva de Drinker, las probabilidades de supervivencia en casos de paro cardiaco disminuyen un 10% por cada minuto que pasa sin tratamiento, lo que hace esencial la presencia de un DEA en el lugar de trabajo.

¿Dónde ubicarlos?

  • Áreas de alta concurrencia. Los desfibriladores deben estar ubicados en lugares accesibles y visibles, como la entrada principal, la recepción o cerca de zonas de descanso.
  • Espacios de gran tamaño. En empresas grandes o con múltiples pisos, es crucial disponer de varios DEA distribuidos estratégicamente para reducir el tiempo de respuesta.
  • Zonas de riesgo. Identificar y priorizar la instalación de los desfibriladores en zonas donde la actividad física es mayor o donde se encuentran empleados con factores de riesgo conocidos.

Mantenimiento y señalización

  • Revisión periódica. Los DEA requieren revisiones regulares para asegurar su funcionamiento óptimo. Esto incluye la verificación de la carga de las baterías y fecha de caducidad de los electrodos, entre otros.
  • Señalización adecuada. Los desfibriladores deben estar señalizados con carteles visibles y fácilmente identificables desde cualquier punto de la empresa.

Formación en SVB para los empleados

Aunque disponer de desfibriladores en las instalaciones es fundamental, no es suficiente si los empleados no están capacitados para usarlo.

La formación en Soporte Vital Básico (SVB) proporciona a los trabajadores las habilidades necesarias para responder de manera eficaz ante una emergencia cardiovascular, incluyendo el uso correcto del desfibrilador.

 Importancia de la formación en SVB

  • Respuesta rápida y eficaz. Aquellos empleados capacitados pueden iniciar las maniobras de resucitación cardiopulmonar (RCP) y utilizar el DEA antes de que lleguen los servicios de emergencia. De esta forma aumenta significativamente las posibilidades de supervivencia de la víctima.
  • Reducción del estrés en emergencias. La formación en SVB no solo enseña técnicas de emergencia, sino que también prepara a los empleados para manejar situaciones de alta presión con calma y eficacia.

Implementación de la formación

  • Capacitación regular. Organizar sesiones periódicas de formación en SVB para todos los empleados, con énfasis en la práctica de RCP y el uso del DEA.
  • Reciclaje y actualización. Dado que las directrices de resucitación pueden actualizarse, es importante que los empleados reciban formación de reciclaje cada cierto tiempo para mantenerse al día con las mejores prácticas.
  • Simulacros de emergencia. Realizar simulacros para poner en práctica lo aprendido y evaluar la capacidad de respuesta en tiempo real.

Crear un entorno laboral que fomente hábitos saludables

El tercer pilar de una empresa cardiosaludable es el fomento de un entorno que promueva activamente la salud. Esto abarca desde la alimentación hasta la actividad física y la gestión del estrés, contribuyendo a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares a largo plazo.

Actividad física

  • Instalaciones y recursos. Proporcionar acceso a instalaciones deportivas, gimnasios, o acuerdos con centros deportivos cercanos a la empresa. También se puede habilitar zonas para caminar o correr dentro del campus de la empresa.
  • Pausas activas. Implementar programas de pausas activas durante la jornada laboral, donde los empleados puedan desconectar, socializar o incluso realizar estiramientos.
  • Fomento del transporte activo. Incentivar el uso de bicicletas o caminar al trabajo.

Alimentación saludable

  • Opciones saludables en el comedor. Asegurarse de que el comedor de la empresa o las opciones de catering incluyan menús saludables, ricos en fruta, verduras, granos integrales y bajas en grasas saturadas y azúcares.
  • Snacks saludables. Proveer alternativas saludables en máquinas expendedoras y durante las reuniones, evitando alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas.
  • Educación nutricional. Organizar talleres o seminarios sobre nutrición para concienciar a los empleados sobre la importancia de una dieta equilibrada para la salud cardiovascular.

Gestión del estrés y bienestar emocional

  • Ambiente de trabajo positivo. Fomentar una cultura de apoyo mutuo y comunicación abierta, donde los empleados se sientan valorados y respaldados, lo que contribuye a su bienestar emocional y reduce el riesgo de estrés crónico.
  • Flexibilidad laboral. Implementar políticas de trabajo flexible que permitan a los empleados equilibrar sus responsabilidades laborales y personales, reduciendo el estrés y mejorando su calidad de vida.
  • Talleres de manejo del estrés. Ofrecer programas que enseñen técnicas de manejo del estrés, como la meditación, el yoga o la respiración consciente, que pueden ayudar a reducir la presión arterial y mejorar la salud cardiaca.

Lo que tiene que quedar claro es que, convertir una empresa en una empresa cardiosaludable implica un enfoque integral, que abarca desde disponer de espacios cardioprotegidos, tener formación continua, hasta la promoción de un estilo de vida saludable en el lugar de trabajo.

Al implementar estos 3 pilares, desfibriladores accesibles, formación en Soporte Vital Básico y un entorno que fomente hábitos saludables, las empresas no solo protegen la vida de sus empleados, sino que también fortalecen su bienestar general, lo que se traduce en un ambiente laboral más seguro, saludable y productivo.

Esta inversión en la salud cardiovascular no solo beneficia a los trabajadores, sino que también contribuye al éxito y sostenibilidad de la organización en su conjunto.